Ocurría en la madrugada del pasado 4 de agosto. Bomberos del Consorcio Provincial de Granada recibían el aviso de un accidente de tráfico en la localidad de Loja. Un coche se había precipitado por un desnivel de 10 metros con tres jóvenes en su interior. Al llegar, los efectivos se encontraban con casi un centenar de familiares y vecinos que los increpaban y espoleaban para que actuasen con rapidez.

“Nos amenazaron de muerte. Que iban a matarnos a nosotros y a nuestra familia si no los sacábamos ya”, cuentan a NIUS desde el Servicio de Extinción y Salvamento que aseguran que solo tardaron siete minutos en llegar al lugar del siniestro. “Una vez allí, teníamos que valorar la situación y poner en marcha un plan de rescate. Había que rescatarlos de un desnivel de varios metros con la autoescala y no se podía hacer a la ligera”, señalan.

Dos de los jóvenes estaban heridos: "uno de ellos semiinconsciente", apuntan. Los acosadores pretendían que los sacaran “en volandas” y azuzaban a los integrantes del operativo compuesto por Bomberos, sanitarios, Policía Local y Guardia Civil. “Llegaron a zarandear a los agentes y a nosotros nos arrancaban las herramientas de las manos”, explica un miembro del equipo de rescate que reconoce que se vivieron momentos de mucha tensión. “No atendían a razones. Es muy difícil trabajar con esa presión”.

Una actitud violenta que no hizo más que entorpecer la labor de los profesionales. “Tenemos una responsabilidad. No podemos sacar a un herido a la ligera y provocarle lesiones más graves de las que tiene”, insiste. Un rescate de por sí complicado que, en esas condiciones, fue un calvario. “Afortunadamente, todo salió bien. Si llega a haber algún fallo, no salimos de allí”, lamentan.

Es la primera vez que viven una experiencia como ésta pero reclaman más medios para evitar incidentes de este tipo. Una reivindicación que viene ya de lejos. Solo había tres bomberos de guardia que tuvieron que llevar tres camiones distintos al lugar de accidente y los agentes tampoco eran suficientes para frenar a la turba de agitadores.