Caminar, tu nuevo estilo de vida: una guía sencilla y fascinante que recoge los numerosos beneficios de esta actividad, tanto en términos físicos como espirituales y emocionales.
Caminar, tu nuevo estilo de vida: una guía sencilla y fascinante que recoge los numerosos beneficios de esta actividad, tanto en términos físicos como espirituales y emocionales.
La propuesta de Annabel Streets, escritora de ficción galardonada y altamente investigada, así como de no ficción narrativa y práctica, en su más reciente libro 52 maneras de caminar es la de establecer una nueva rutina semanal, dividida por estaciones, para caminar durante todo el año. Ideas, reflexiones y consejos que animarán a mejorar nuestra técnica y a adquirir nuevas habilidades, a buscar rutas (muchas de ellas, al lado de casa), nuevos compañeros de paseo (el cerebro envejece mejor cuando variamos de vez en cuando) y más momentos para caminar.
Es bien sabido que el filósofo alemán del siglo XVIII Immanuel Kant daba un paseo cada día a las cinco de la tarde. Tenía una rutina tan rigurosa que los habitantes de su ciudad, Königsberg, ajustaban sus relojes cuando lo veían pasar. Pero Kant no solo prestaba atención a la puntualidad. Obsesionado por ciertos aspectos de la salud, estaba fascinado con su respiración.
De hecho, Kant desarrolló una técnica que consistía en respirar solamente a través de la nariz doscientos cincuenta años antes de que los científicos demostraran lo importante que es la respiración nasal para tener una buena salud. Kant estaba tan resuelto a respirar únicamente a través de la nariz que se negaba a caminar acompañado por miedo a respirar por la boca sin darse cuenta al hablar. Kant vivió hasta casi los ochenta años, una edad muy respetable en 1804.
Normalmente, la respiración nasal se asocia a una profunda sensación de relajación, pero hoy en día los científicos creen que los beneficios fisiológicos que nos aporta «inhalar por la nariz, exhalar por la boca/nariz» van mucho más allá de la sensación de serenidad. Un buen momento para perfeccionar la respiración es cuando estamos caminando. Así que date una vuelta y respira por la nariz.
¿Por qué? Pues porque cuando inhalamos por la nariz, se ponen en marcha una serie de intrincados procesos diseñados para filtrar patógenos, alérgenos y otros elementos indeseados transmitidos por el aire. Mientras tanto, nuestras cavidades nasales producen óxido nítrico (NO), que incrementa el flujo sanguíneo en los pulmones, y amplifica así la cantidad de oxígeno en sangre.
Cuando inhalamos a través de la boca, no solo nos saltamos el impresionante sistema de filtrado que nos ofrece la nariz, sino que además privamos a nuestras células del oxígeno adicional que nos proporciona la respiración nasal, ya que la boca no produce óxido nítrico.
El óxido nítrico va directamente de la nariz a los pulmones. Donde, según los farmacólogos, puede bloquear infecciones respiratorias víricas que se reproducen en los pulmones (por ejemplo, las producidas por coronavirus). Además de incrementar el flujo de oxígeno y sangre por todo el cuerpo.
Las células que recubren las arterias y las venas (conocidas como células endoteliales) producen óxido nítrico constantemente. Esta extraordinaria molécula, que se descubrió en nuestro cuerpo tan solo hace treinta y cinco años, cuando los científicos identificaron su papel a la hora de dilatar los vasos sanguíneos, ayuda a prevenir la presión arterial elevada y los coágulos de sangre.
Además, impulsa sangre a través de los órganos y tejidos vitales. También nos ayuda a tener una buena inmunidad, a mantener un sistema nervioso sano y a ralentizar el proceso de envejecimiento celular.
De hecho, la falta de óxido nítrico se ha relacionado tanto con la enfermedad de Parkinson como con el alzhéimer. En lo que respecta al envejecimiento, el óxido nítrico cumple una función muy particular a la hora de ayudar a las células a vivir más tiempo. Ciertamente, solo estamos empezando a comprender las complejas maquinaciones del óxido nítrico.
Durante los brotes de SARS que hubo entre 2002 y 2004 y en la pandemia de la COVID-19, los investigadores especularon con que el óxido nítrico podría detener la expansión de algunos virus en los pulmones.
Varios estudios han acabado confirmando que sus conjeturas eran correctas. Uno reveló que era más probable que los pacientes con neumonía se recuperasen bien si inhalaban óxido nítrico. Otro concluyó que las personas que respiran por la boca tienen niveles bajos de óxido nítrico en su tracto respiratorio. Por lo que es más probable que sufran enfermedades cardíacas, fatiga, inflamación, dolor de cabeza, estrés, halitosis y caries, entre otros trastornos.
Los investigadores se preguntaron si el óxido nítrico generado por la respiración nasal podría reducir la carga viral en nuestro cuerpo. Esto daría la oportunidad a nuestro sistema inmunitario de contraatacar con éxito.
Cuando el óxido nítrico llega directamente a los pulmones gracias a la respiración nasal, parece que nos ayuda a defendernos del ataque de virus y microorganismos.
Según el profesor Louis Ignarro, uno de los tres farmacólogos que ganaron el Premio Nobel de 1998 por descubrir el funcionamiento del óxido nítrico, tenemos que «respirar adecuadamente para maximizar la inhalación de óxido nítrico en nuestros pulmones», inhalando a través de la nariz, donde se produce óxido nítrico de manera constante.
Al parecer, la respiración nasal también mejora la salud en general y la buena forma física. Un estudio reciente concluyó que respiramos más lento cuando inhalamos por la nariz, dejando más tiempo para que el oxígeno entre en el torrente sanguíneo y ayudando a activar partes del sistema nervioso que contribuyen a la recuperación.
En su libro Respira: la nueva ciencia de un arte olvidado, James Nestor defiende la
respiración nasal, argumentando que reduce la presión arterial, ayuda a dormir, facilita la digestión, forma masa ósea y puede que hasta mejore la función cerebral. Sus propios experimentos en los que comparaba la respiración nasal frente a la bucal al realizar ejercicio revelaron que respirar por la nariz mientras nos movemos mejora la resistencia y reduce la consecuente fatiga. Mientras que respirar por la boca resulta en extenuación, náuseas y mal aliento.
Cuando camines, cierra la boca, relaja la mandíbula, la lengua y la cara, inhala lentamente por la nariz y exhala por la boca. Cuanto más deprisa vayas, más difícil te resultará. Pero intenta mantener la concentración y es posible que tengas menos resfriados, más energía y una mayor serenidad.
Según Nestor, para alcanzar una salud óptima debemos respirar correctamente, es decir, lenta y profundamente, con una inhalación de 5,5 segundos seguida de una exhalación de la misma duración. Esto resulta en la satisfactoria cantidad 5,5 respiraciones por minuto.
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¿Quieres llevar tu respiración nasal al siguiente nivel?
Prueba a tararear mientras caminas. Un estudio concluyó que el hecho de tararear provoca que entre un flujo de aire oscilante en la nariz, que a su vez produce unas cantidades significativamente mayores de óxido nítrico.
Ciertamente, las personas que tararean producen quince veces más óxido nítrico que quienes respiran de manera normal.
Asegúrate de que tu postura sea perfecta: alargar el cuello, y abrir el pecho y los hombros propicia una respiración más idónea.
Lleva un pañuelo siempre encima: respirar por la nariz a baja temperatura nos hace más propensos a tener mocos.
La respiración nasal también nos permite disfrutar plenamente de los aromas y los olores.
Por último, la respiración nasal es una parte crucial de la mejor técnica que conozco para caminar cuesta arriba.
Daisy Edgar-Jones se convierte en Kya Clark en La chica salvaje, una joven que creció en la soledad de un pantano en Carolina del Norte.
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